quinta-feira, 17 de novembro de 2011

El león ha muerto y las hienas chillan


París, festividad de San Andrés Avelino, confesor, y de los santos Trifón, Respicio y Ninfa, mártires. Tras su reciente paso por Madrid, FARO ha tenido ocasión de conversar con S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón sobre los trágicos acontecimientos en Libia, adonde el propio Abanderado de la Tradición viajó en dos ocasiones durante la guerra de devastación que ha sufrido dicho país norteafricano. Resumimos a continuación las palabras del Duque de Aranjuez, con su autorización.

El león ha muerto y las hienas chillan

La agresión contra Libia ha supuesto un montaje vergonzoso y criminal, que va a estimular muchas más reacciones del lado musulmán. Ha sido además una indecente exhibición de hipocresía, con el propio gobierno estadounidense ayudando y financiando a grupos idénticos a los supuestos autores del atentado de las Torres Gemelas en Nueva York. Tras los llantos oficiales del décimo aniversario de aquello, han respaldado sin la menor vergüenza a los elementos libios de Al Qaeda, que estaban en Bengasi.

Tras esta agresión no sólo se esconden los intereses de las petroleras francesas y estadounidenses, al precio de la sangre de la población libia. Por parte de Nicolás Sarkozy, iniciador de todo ello, pueden adivinarse las siguientes motivaciones, entre otras:
1. La amistad del actual Presidente de la República Francesa con el riquísimo Bernard-Henri Lévgy, bien conocido como agente de una potencia determinada.
2. Su propósito de hacerse el interesante ante las futuras elecciones.
3. Facilitarse una posición económica interesante después de abandonar el poder, complaciendo a los Estados Unidos de Norteamérica.
Se ha destruido al único país africano de situación social razonable. Con los recursos del petróleo, el Estado proporcionaba a cada familia el equivalente de entre cuatro y cinco mil euros mensuales. Cualquier iniciativa empresarial de un súbdito libio era sufragada por el Estado. Datos como estos muestran la falsedad de la pretendida desesperación del pueblo libio difundida por casi todos los medios occidentales.

La devastación de Libia es el resultado de un montaje espantoso con pretexto de "evitar" una supuesta matanza, que el Gobierno libio nunca planeó llevar a cabo. Entre otras buenas razones, porque no era necesaria, ya que sólo en el área de Bengasi se localizaba un pequeño grupo contrario a Gadafi, grupo vinculado a Al Qaeda y financiado desde el exterior.

Montaron este artificio hablando de "dictadura", término que en este contexto no tenía significación ninguna, ya que la población de Libia, de no más de seis millones de personas, apoyaba el régimen de Gadafi de forma absolutamente mayoritaria, al contrario de lo que pretende la prensa internacional.

Los criminales bombardeos de la OTAN son tanto más escandalosos si se considera que su excusa era una resolución --tomada después de que se iniciaran los ataques-- del Consejo de Seguridad de la ONU, que sólo autorizaba a emplear la fuerza para impedir volar a los aviones de la Fuerza Aérea libia. Los aviones franceses, primero, y luego los españoles, los británicos, los estadounidenses, los de Qatar... bombardearon a toda la población, precisamente en contra de la misma resolución que sus gobiernos utilizaban como excusa.

Ahora, a pesar de aquel apoyo de la población a Muamar el Gadafi, "el Guía", éste ha sido asesinado de la forma más execrable, y el nuevo "gobierno" salido de la misma minoría de Al Qaeda en Bengasi, instalado por las armas occidentales, se apresura a imponer la "Sharia", anulando las leyes de Gadafi contra la poligamia, etcétera. Otro paso en el suicidio de Occidente, a costa de la devastación de un país y el sufrimiento de un pueblo.

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